martes, 29 de marzo de 2011

LA PULGA

Se cuenta que un abad atrapó a una pulga que le estaba picando y cuando se disponía a matarla, dijo el bichito: -Padre, si me vas a matar, pnme en tu palma para confesar mis pecados. El abad tubo pena y puso a la pulga en su palma, lo que aprovechó el insecto para escaparse de un salto. Luego, por más que llamó, la pulga nunca volvió. Así sucede con muchos en este mundo que, cuando han escapado, no pagan nada.

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